En medio de la conmoción, todos le disparaban con munición gruesa a Bolsonaro que, nobleza obliga, hizo méritos de sobra. Aunque decir que le pegaban todos es una simplificación, le daba en general la gente de la izquierda y progresistas. Cuando un monstruo de derecha exhumó la noticia de que Evo Morales había autorizado desmontes y quemas en la Amazonia boliviana, los que le pegaban a Bolsonaro se calmaron y pasaron rápidamente a otro tema mientras el fuego seguía. Y pasó lo que siempre pasa cuando meten la política a enturbiar un problema: nada.
En esos días, una amiga de Facebook compartió un post de una amiga que pedía rezar por los animales que se habían quemado en el incendio. Tengo mis dudas acerca de cuánto le podrán servir a los animales muertos las oraciones de los devotos de Facebook. El post estaba acompañado por un dibujo que mostraba, fíjense bien, un elefante, un rinoceronte, un oso panda y hasta UN OSO POLAR (¡Un oso polar en el Amazonas!). Está claro que la persona que publicó esto no tiene mucha idea no sólo acerca de la fauna de la región amazónica sino, probablemente, acerca de si el Amazonas está en África o América.
Y hablando de ignorancia: hay una ecorregión de la que nadie habla, vaya uno a saber por qué: La Selva Atlántica ("Mata atlántica" la llaman en Brasil), una maravilla de increíble diversidad que se extiende (o se extendía) por el sud-sudeste de Brasil, lo que hoy es la provincia de Misiones, en Argentina, y el este de Paraguay.
Este foto satelital muestra de manera dramática como la provincia argentina de Misiones aparece en color verde oscuro por la supervivencia de la selva, mientras que las regiones de Brasil y Paraguay al otro lado de la frontera aparecen como arrasadas - salvo la cuña verde del Parque Nacional Iguaçú, en Brasil. La destrucción de la selva atlántica es un proceso de décadas, y la mayor parte de la gente no lo sabe, y sobre todo la mayor parte de los argentinos no sabe que en la provincia de Misiones, una de las más pequeñas de la Argentina, se conserva lo mejor de este tesoro natural.
Este proceso no es responsabilidad de un solo gobierno, de un solo país, sino que atraviesa décadas y generaciones. Sin embargo ... seguiremos.