jueves, 19 de febrero de 2015

Díme de donde vienes, que te diré como piensas.

Hace rato me dan vuelta algunas ideas en la cabeza que quiero poner por escrito.  Hoy es 19 de febrero y ayer hubo una marcha importantísima reclamando justicia y el esclarecimiento del homicidio del fiscal Nisma. Twitter estuvo ayer que quemaba y hoy sigue más o menos igual. Mucha gente con la que coincido y hasta admiro como Eugenio Monjeau, Agitprop, Javier Smaldone (tiene sus aristas, sin embargo), Nico, la Pajarita Peponista, Gustavo Noriega, Quintin,  y unos cuantos más (la lista es larga) han estado pegándole duro a los soldados kirchneristas en la red social, y yo modestamente aporté también lo mío. No nombro a Guillermo Raffo porque estuvo en estos días estuvo extrañamente perdido, autoexiliado por seguramente muy buenas razones, si bien hace rato que les sacude con ganas a los seguidores de Cristina, y es infalible detectando criptokirchneristas del tipo de Beatriz Sarlo, Jorge Fernández Díaz, Ernesto Tenembaum o Jorge Fontevecchia.

Veo que los críticos del kirchnerismo no entienden lo que hay en la cabeza de un kirchnerista como el cuervo Larroque, Cristina y Máximo, D'Elía, Esteche, la Bonafini, Alex Freyre, Daniel Filmus, Anibal Ibarra, Carlotto y los suyos, no saben llegar al siniestro y retorcido fondo de su mente. No hablo, claro, de los acomodados / logreros como Capitanich o Aníbal Fernández.

Desde el principio del kirchnerismo he podido leer como en un libro, entender y hasta adelantar lo que iban a hacer y/o decir.  No me creo iluminado ni portador de una inteligencia superior, sino que habiendo crecido y en cierto modo formado (diríamos "mamado el estilo") del que surge buena parte del populismo, veo claramente muchas cosas.

Entre los 18 y los 35 años, aproximadamente, milité en la Acción Católica. No se trata sólo de un grupo de chicas y muchachos que se reunen en la parroquia para tocar la guitarra, sino de una institución muy estructurada, con una presencia extensa, objetivos, planificaciones, creada por el Papa Pío XI como organización de laicos para recrear la cristiandad (la sociedad premoderna), penetrando y ejerciendo influencia a través de la presencia de sus militantes en todos los ámbitos de la sociedad - política, periodismo, industria y comercio, educación, etc.  En su momento la jerarquía de la Iglesia le dió todo su impulso y apoyo, convirtiéndola en una prioridad.  En la Argentina la Acción Católica tomó, como no podría ser de otra manera, mucho del nacionalismo católico, con toques de militarismo que le daban un espíritu épico, heroico. El himno oficial de los Jóvenes de Acción Católica  (J.A.C) decía "...Aquí va la legión / de la JAC la moderna cruzada / juvenil escuadrón que brotó bajo el sol de la fe / a forjar con su acción / nuestra patria viril del mañana / a luchar con tesón por el triunfo de Cristo su Rey / si muero en la batalla sin inclinar la frente / al rayar la aurora triunfal seré condecorado / por el supremo jefe con la cruz azul y acero / la de los héroes de la JAC"...

Y de ese contexto surgieron, más allá de su vuelco "revolucionario", los Abal Medina,  Ramus, Firmenich... Y si bien en la época en que yo milité ellos ya estaban de lleno en la "lucha revolucionaria", si conocí a otros miembros de sus familias que seguían en la institución. Además, varios de los que militaron conmigo son hoy funcionarios kirchneristas, uno es miembro de la patota de Moreno en el Indec, otro se lo plantaron a Scioli como funcionario en la provincia, otro es funcionario en Mendoza...  Incluso muchos de los que militaron conmigo, aún sin ser funcionarios, son convencidos, decididos y fanáticos kirchneristas porque tienen, a no dudarlo, la misma mentalidad.